Covadonga Plaza (Gijón,1956 ) nació con una aguja bajo el brazo, los primeros que vistieron sus diseños hechos con las banderas de retales que traían los viajantes, fueron las muñecas y sus primos, a los que hacia disfraces para las fiesta de los Fernández-Vega en Ceceda.
Mientras otros dormían, despertaba su curiosidad, Covadonga prefería soñar con las máquinas de coser. Las telas le dieron alas y pronto sus blusas con puntillas antiguas volaron de sus manos, hasta que llego el despegue de carrera cuando una señora le propuso hacer el traje de novia de su hija.
Esa fue la primera de una larga lista de mujeres que han confiado en ella para el día más importante de sus vidas, primero en el taller de Oviedo y posteriormente en Madrid. Allí, telas y bordados traídos de sus viajes por todo mundo han tomado forma convirtiéndose en obras de arte creadas para vestir piel en vez de pared.