Hilvanando la realidad

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Es bueno empezar por el principio, este proyecto es mucho más bonito si se conoce su historia.

Fue mi madre quien me presento a Covadonga, no recuerdo muy bien ese día porque yo acababa de nacer, es decir, nuestro primer encuentro tuvo lugar hace casi veinticuatro años.

 

Durante todo este tiempo hemos coincidido en alguna ocasión, pero fue a través de su hermana María Plaza , que tenía una de las tiendas más bonitas de Oviedo “El Chinero” ,

como le llegaron a Covadonga mis primeros escritos.

Una tarde María me invito a tomar un café y vinieron sus dos hermanas, Cova y Pepa, eso sí que lo recuerdo perfectamente, quedamos en una cafetería enfrente del hotel Reconquista, estuvimos hablando sobre vestidos, literatura, viajes y blogs, me enseño fotos del taller de Madrid y de algunas de sus novias.

Tiempo después recibí su llamada para vernos en el Atelier, me propuso algo que no podía rechazar por dos motivos, primero porque escribir es mi gran pasión y segundo porque el mundo de las bodas me parecía fascinante.

Siempre he pensado que será ella quien haga mi vestido de novia, lo que nunca imagine es que yo haría su blog.

 

Enhebrando un sueño

imagentrajenoviataller Desde que era pequeña llamo mi atención el Alelier de Covadonga y me detenía frente al escaparate para admirar el vestido protagonista que lucía en el maniquí esa semana (sin perder de vista la colección de trajes de novia colgados en el interior que se antojaba maravillosa para jugar al escondite entre tules y sedas).

Y esa niña ha crecido y ahora está al otro lado del cristal en el que antes intentaba no poner los dedos, aprendiendo a poner nombre a todas esas telas, conociendo las historias de los bordados y descubriendo los diseños de ayer, hoy y mañana.

A veces me cuelo en el taller y me siento en un rincón a ver cosen, cortan y drapean, me enamoro de esas manos  capaces de hacer poesía con metros de tela. Siento envidia del reloj que preside la pared     inconsciente pero afortunado testigo de un buen puñado de horas de trabajo y  verdaderas obras de arte que han crecido entre esas cuatro paredes, alfileres y buen gusto.

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Poner letra a la alta costura es un reto, intentare subirme a los renglones de puntillas y afilar bien la pluma para bordar este proyecto y estar a la altura.